Armiche Ramos y su lucha silenciosa contra el Covid persistente
Cinco años después del primer caso de Covid-19 en España y a punto de cumplir cinco años del confinamiento, el mundo ha pasado página. La vida sigue, la pandemia quedó atrás para la mayoría y, ahora que se ha restablecido la normalidad, parece que todo ha acabado. Pero no es así.
24 feb 2025
A FONDO


Elisa González
Redacción
En España, más de dos millones de personas sufren a diario los síntomas de lo que se denomina Covid persistente o “long covid”, la pandemia invisible.
Armiche Ramos es uno de los más de 60.000 afectados de Covid persistente en Canarias. Un virus que llegó como “una simple gripe” lo dejó con secuelas con las que ha tenido que aprender a convivir. Tras dos infecciones, meses de incertidumbre y la renuncia a un cargo público, hoy lucha por adaptarse a su nueva realidad. Aunque sabe que su vida ya no es la misma, mantiene la esperanza de que cada día puede ser un poco mejor.
Un antes y un después
Antes del Covid-19, la vida de Armiche transcurría entre la docencia, sus dos niñas y su refugio en El Hierro, la isla donde siempre quiso vivir. Profesor de Biología y Geología ocupó diversos cargos de responsabilidad hasta llegar a ser Director General de Pesca del Gobierno de Canarias en 2023. “Donde realmente me siento feliz es atendiendo mi finca o cogiendo olas en el Tamaduste”, confiesa. Su vida, activa y saludable, parecía blindarlo contra cualquier enfermedad sin imaginar que todo cambiaría de un día para otro.
Cuando la pandemia llegó, la vivió como muchos: con una mezcla de miedo, escepticismo y ansias por recuperar la normalidad. “Nos dijeron que España solo tendría algún caso y que había que tratarla como una simple gripe”, recuerda. El entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, transmitía un mensaje de tranquilidad a la población y pedía no caer en falsos alarmismos. Pero la realidad fue muy distinta. Cinco años después, el epidemiólogo Fernando Simón reconoció en el programa “Lo de Évole” que para él, lo peor fue cuando se alcanzaron los 1.000 muertos en un solo día.
Una realidad que también vivió Armiche, quien sufrió dos infecciones con una elevada carga viral. La primera, en diciembre de 2021, durante la denominada “sexta ola” y con dos dosis de la vacuna de AstraZeneca. Parecía leve, pero al final de la cuarentena obligatoria sufrió un tromboembolismo e infarto pulmonar que lo llevó a ser evacuado en helicóptero al Hospital de La Candelaria, en Tenerife. “Salí a hacer algo de ejercicio, nadé en El Río y caminé por el malpaís del Tamaduste. Esa noche, sentí un fuerte dolor y al toser, observé unos pequeños restos de sangre”.
“Las cefaleas se volvieron inhabilitantes y aparecieron episodios de tartamudez y pérdidas de memoria a corto plazo”
Cuando ya parecía haberse recuperado, en noviembre de 2023, un nuevo contagio desató síntomas desconocidos para él. “Empezaron a aparecer parestesias, palpitaciones, dolores de cabeza, sensación de mareo y una fatiga física y mental muy intensa”. En un principio, achacó todo al estrés pero los síntomas fueron en aumento. “Las cefaleas se volvieron inhabilitantes y aparecieron episodios de tartamudez y pérdidas de memoria a corto plazo”.
Tras ser diagnosticado con una afección neurocognitiva vinculada al Covid persistente, Armiche entendió que la incertidumbre sobre su recuperación era incompatible con mantener su cargo como Director General de Pesca del Gobierno de Canarias. “Decidí dar un paso a un lado, una decisión que agradezco haya sido comprendida”, confiesa.
Más allá de su propia batalla contra el virus, Armiche no olvida a quienes estuvieron en primera línea en los momentos más críticos de la pandemia. “Hubo personas que estuvieron ahí, luchando conmigo”, recuerda al hablar de los profesionales sanitarios que lo atendieron tanto en el Hospital Insular de El Hierro como en La Candelaria. “Desde el personal de urgencias que me estabilizó, los médicos que hicieron un diagnóstico preciso, hasta quienes gestionaron mi traslado a Tenerife en menos de seis horas, cada uno de ellos fue clave en mi recuperación”.
Pero si hay un gesto que quedó grabado en su memoria fue el aplauso con el que lo despidieron al recibir el alta. Hoy, con el paso del tiempo, siente que es él quien debe devolverles ese reconocimiento.
"Aquellos días fueron duros para todos, pero ellos estuvieron ahí. Se enfrentaron a lo desconocido con incertidumbre, miedo y mucha presión, pero nunca dejaron de luchar. Aguantaron, salvaron vidas y, en medio del caos, encontraron fuerzas para seguir adelante”.
Aprendiendo a vivir con el Covid persistente
Desde entonces, la vida de Armiche ha cambiado. “Lucho contra dolores musculares, cefaleas, palpitaciones, taquicardias, fatiga física y mental. Todo indica que hay una alteración del sistema nervioso autónomo”.
Actualmente, no existe un tratamiento específico. “Lo único que hay es un estudio que recomienda la suplementación con creatina. A partir de ahí, cada uno tiene que ir probando qué le funciona mejor en alimentación, descanso y actividad física. La recuperación es lenta, hay días en los que no avanzas o incluso retrocedes. Lo mejor es mantener la calma”.
“Es difícil que la gente entienda lo que te pasa. Te ven bien físicamente, haciendo vida normal, y creen que todo está superado"
Una enfermedad infradiagnosticada
Armiche es consciente de que la sociedad quiere pasar página pero no todos han podido hacerlo. “El confinamiento, las mascarillas, las vacunas... Todo eso ya es historia. Pero el Covid persistente sigue aquí, afectando a miles de personas”.
Uno de los mayores retos ha sido la incomprensión social. “Es difícil que la gente entienda lo que te pasa. Te ven bien físicamente, haciendo vida normal, y creen que todo está superado. Pero no saben que aún estás librando una batalla de salud”.
Considera que el Covid persistente sigue siendo un problema de salud pública que no se toma en serio. “Cada vez hay más estudios que vinculan el virus con enfermedades autoinmunes pero el impacto real no se verá hasta dentro de unos años”.
Tampoco hay cifras oficiales claras sobre los afectados en España. “Entiendo que es difícil diagnosticarlo pero espero que se esté trabajando en ello. De lo contrario, no habremos aprendido nada”.
En Canarias, sin embargo, se están dando algunos pasos. “He encontrado mucho apoyo y respaldo en la Asociación de Covid Persistente en Canarias (CovidPerCan) donde se informa, se visibiliza la enfermedad y sobre todo, se escuchan y validan los síntomas y sensaciones de las personas afectadas”.
Destaca además la reciente iniciativa aprobada en el Parlamento canario, impulsada por el diputado herreño Raúl Acosta, que busca mejorar la atención sanitaria para las más de 60.000 personas que podrían estar afectadas en el archipiélago.
Cuando el mayor reto es seguir adelante
A nivel personal, la enfermedad también le ha dejado huella. “Intento pensar que todo esto me ha ayudado a comprenderme mejor y mejorar mi diálogo interno, aunque obviamente, tengo mis días”, confiesa. “La ansiedad y el miedo han estado presentes, pero he aprendido a gestionarlos con apoyo psicológico”. Su visión de la vida también ha cambiado: “Muchas veces, cuando me preguntan cómo estoy, simplemente digo: vivo”.
No hay fórmulas mágicas, ni tratamientos definitivos. Hay días buenos y días en los que el cuerpo no responde, pero también hay una elección: adaptarse, resistir y seguir adelante. “Al principio buscas respuestas, quieres entender qué te está pasando, cuándo volverás a ser el de antes. Pero llega un momento en el que entiendes que no hay certezas, que el tiempo no siempre lo cura todo. Y entonces toca decidir: quedarte anclado en lo que perdiste o aprender a seguir adelante con lo que tienes”.
Un mensaje de esperanza
“Si algo he aprendido de todo esto, es que hay que escuchar al cuerpo, respetar sus tiempos y, sobre todo, no perder la esperanza. Cada día cuenta. No importa cuán pequeño sea el avance, lo importante es seguir adelante”.
“Nos enseñaron a correr, a vivir con prisa, pero a veces el verdadero reto está en aprender a caminar a otro ritmo"
A quienes también están en esta lucha, les recuerda que no están solos. “Nos enseñaron a correr, a vivir con prisa, pero a veces el verdadero reto está en aprender a caminar a otro ritmo. No es rendirse, es encontrar una nueva manera de seguir”.
Hoy, Armiche sigue adelante, mirando al futuro con certeza y determinación, sabiendo que ahora su vida es diferente y que debe encontrar una nueva manera de vivirla. “No sé qué me deparará el mañana, pero sé que cada día que despierto tengo la oportunidad de intentarlo otra vez. Y con eso me basta”.